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Aléjate de estas 13 creencias sobre la lactancia materna

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Mucho se dice sobre la lactancia materna, pero no todo es cierto. Hay tradiciones que pasan de generación en generación. Tal vez, tu madre, tu abuela o las mujeres de tu entorno te han dado recomendaciones o sugerencias. Sin embargo, hay prácticas inadecuadas y algunas perjudican la salud y el desarrollo de tu bebé.

Hemos seleccionado 13 prácticas que debes evitar para asegurarte de que tu bebé sea saludable.

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1. Una mamá lactante no come el doble

La excusa de comer por dos porque estás amamantando o lactando se acaba desde ya. Recuerda que de tu dieta depende la calidad de la leche que toma tu bebé. Y, si comes más de la cuenta, puedes sufrir enfermedades, como diabetes, hipertensión u obesidad, que dificultarán tu rol como mamá.

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2. No hay alimentos que aumenten la producción de leche

Las abuelas tienden a creer que determinados alimentos aumentan la producción de leche. De pronto te han sugerido aguas hervidas, alimentos específicos o mezclas de alimentos para que produzcas más leche. Estas creencias no tienen un sustento científico. Ningún alimento aumenta la producción de leche.

De lo que sí debes asegurarte como madre que amamanta o como mamá lactante es tener una dieta equilibrada y estar bien hidratada. Toma mínimo dos (2) litros de agua al día.

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3. Tus senos son perfectos para amamantar

¿Tienes senos grandes? ¿Son pequeños? ¿Tus pezones son protuberantes, planos o invertidos? Sin importar qué tamaño tengan tus senos o cuál sea la forma de tus pezones, puedes amamantar y lactarás sin dificultad.

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4. La cesárea y la lactancia son compatibles

Si te dijeron que no puedes lactar ni amamantar porque tu bebé nació por cesárea, olvida lo que escuchaste. Toda mamá está en la capacidad de lactar y amamantar. La forma como nació el bebé no interfiere con poder alimentarlo con leche materna.

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5. Si retomas tu vida laboral, continúa la lactancia

Por lo general, las madres que retoman su vida laboral suspenden la lactancia materna, y resulta ser un error, porque a los cuatro (4) meses el bebé aún necesita alimentarse de leche materna de forma exclusiva.

Recuérdalo: tu bebé requiere nutrientes que solo tu leche le proporciona. No suspendas la lactancia materna si trabajas fuera de casa. Implementa un banco de leche casero. Te ayudará a ti, a tu bebé y a los demás integrantes de la familia, quienes podrán participar en la lactancia materna y estrechar lazos afectivos con el bebé.

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6. La cirugía estética en los senos no afectan la lactancia

Si te operaste los senos por razones estéticas (aumento) o por salud (disminución), y conservas tus mamas, no hay razón para creer que no podrás lactar ni amamantar.

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7. No hay problemas de lactancia heredados

Si tu mamá o tu abuela producían poca leche, ningún estudio científico ha comprobado que a ti te pasará lo mismo. Es más, cuánta leche produces se relaciona con cuánto estímulo recibes en tus senos. En otras palabras, entre más pongas a tu bebé en el seno, él se agarre bien al pezón y succione de forma efectiva, más leche producirás.

La producción de leche materna se relaciona con el estímulo de los senos y los pezones. Con nada más.

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8. La leche de los primeros días es un superalimento

El calostro es la producción de leche después del parto. Muchas mujeres lo tiran y otras tantas no confían en que sea un alimento adecuado para el bebé. No seas como ellas. Para que tu bebé desde las primeras horas de vida esté bien alimentado, debes amamantarlo, y esta acción incluye el calostro.

El calostro es un concentrado de nutrientes, por eso, es más amarillo y espeso.

Es importante que tu bebé se alimente del calostro porque ayuda a su maduración intestinal, favorece su primera deposición y, al contener vitamina A, protege su visión.

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9. La leche materna es suficiente

Si tu bebé llora después de que lo alimentas suficiente con leche materna, en ningún caso quiere decir que sea por hambre. Tu leche le da los nutrientes que requiere para sentirse satisfecho y para asegurar su desarrollo físico y mental; por eso, es un error que lo alimentes también con leche de tarro (leche de fórmula).

Ten presente que el llanto es una forma de comunicación y, en el bebé, es la principal. El llanto puede significar incomodidad, miedo, insatisfacción o dolor. No siempre hay que relacionar el llanto con hambre.

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10. Tus senos no son teteros que hay que esperar a que se llenen

Hay madres que espacian el periodo de amamantamiento o de extracción de leche porque creen que hay que esperar a que sus senos se llenen de nuevo. Pero no ocurre.

Si amamantas al bebé con frecuencia (cada tres horas) o extraes la leche con constancia, producirás más leche. No existe “el llenado de leche” ni “el llenado de los senos”.

La leche se produce con estímulo.

 

11. No eres una vaca

No compares tu leche con la de la vaca. La leche humana no luce como la leche de vaca, y esto no quiere decir que sea peor. Recuerda: la leche materna alimenta a tu bebé con los nutrientes que necesita.

Ten en cuenta, también, que durante la mamada la leche varía:

  • La leche del principio es rica en agua, lactosa y proteínas (hidrata, y ayuda a la formación de huesos y músculos resistentes, así como al desarrollo del cerebro de tu bebé).
  • La leche del final es rica en grasa (le da a tu bebé las calorías que necesita para sus actividades y para mantener su temperatura corporal).
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12. El embarazo y la lactancia son dos procesos que pueden ocurrir al mismo tiempo

Si te embarazas y, amamantas o estás en periodo de lactancia, no lo suspendas. Continúa alimentando a tu bebé con leche materna. Al hacerlo no afectas tu embarazo y sí te aseguras de que tu bebé esté saludable.

 

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13. Alimenta a tu bebé con leche materna hasta los dos años

La leche materna debe ser el alimento exclusivo de tu bebé durante los seis (6) meses. De ahí en adelante, se complementa con otros alimentos. Esto, porque la leche materna le sigue aportando a tu bebé el 40% de los requerimientos de energía.