1-2-3 No te quiero perder es una campaña de Vital Strategies y la Fundación Salutia que busca prevenir la propagación del COVID-19 educando y sensibilizando a la población. La base principal de dicha prevención gira en torno a tres acciones clave: (1) el uso recurrente del tapabocas, (2) el lavado frecuente de las manos y (3) el distanciamiento físico de dos metros entre las personas.

El COVID-19 es una enfermedad respiratoria de fácil propagación que fue calificada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El contagio ocurre por las gotículas (pequeñas gotas) de la nariz y la boca de las personas infectadas. Dichas gotículas pueden estar en el aire, las superficies o las manos. Los síntomas más comunes de esta enfermedad son el cansancio, la tos seca y la fiebre constante. La OMS estima que el 80 % de las personas contagiadas tiene síntomas leves y puede tener una recuperación en casa con aislamiento obligatorio; esto último, para romper la cadena de contagio.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aislamiento es una medida para prevenir la propagación del COVID-19 y consiste en la separación de las personas que están enfermas (con síntomas o no) y que pueden ser contagiosas. Esto reduce la rapidez del contagio, como afirma Julián Alfredo Fernández Niño, director (e) de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud y Protección Social.

Así, el periodo de aislamiento selectivo, como se ha llamado a la más reciente etapa de la pandemia a nivel nacional, consiste en separar solo a los enfermos de COVID-19 o a los potencialmente expuestos, de tal forma que aquellas personas que no tienen COVID-19 ni han tenido contacto en los últimos 14 días con alguien que sí lo está tengan medidas menos restrictivas en su quehacer diario. Esto quiere decir que las normas de autocuidado prevalecen (el uso adecuado del tapabocas, el lavado frecuente de las manos con agua y jabón, y el distanciamiento físico) y que solo se aíslan aquellos que están enfermos o pueden estarlo.